Hace unas semanas redescubrí el placer del romance gótico. Un género literario que me fascinó en mi adolescencia y que, según he comprobado, sigue envolviéndome en una nube de ensueño. Victoria Holt fué la primera autora de éste género que tuve ocasión de disfrutar; y el primero de sus libros en caer en mis manos fue La Herencia Landower. Al leerlo, me enamoré de Paul Landower, quién me pareció la imagen de la desesperación masculina. A mis escasos 13 años me imaginaba en el papel Caroline Tressidor, envuelta en una maraña de intriga, amor imposible y asesinato. Recuerdo que lo encontré en un armario de la casa de mis abuelos y quise leerlo porque en la primera página estaba la siguiente dedicatoria: "Para mi tía con amor. Tatiana, Enero-88" En esa fecha yo tenía 1 año y 5 meses. El libro fue un regalo de mi madre para su hermana menor y la portada es la misma de la imagen. Cada vez que pienso en la mansión Landower, recuerdo esa casa. Con la Isla del Para...
Un lector vive mil vidas antes de morir, aquel que nunca lee sólo vive una. - George R.R. Martin