A medida que la historia avanza te das cuenta que el título es una oración, una súplica arraigada en el arrepentimiento de una familia.
Es una historia que refleja la dicotomía de la vida en Corea del Sur: el cambio entre las tradiciones ancestrales y la vida moderna, la importancia de la familia y las exigencias de los trabajos y los compromisos sociales, el sacrificio de los padres y el olvido de los hijos.
Todos podemos relacionarnos con los personajes porque todos hemos tenido una madre, un padre, o en fin, una persona que ha tocado nuestras vidas y que en algún momento hemos descuidado, o mejor dicho, no hemos apreciado como deberíamos.
La madre que desaparece, la familia que la busca y sólo encuentra relatos de personas que la vieron pasar y que, como ellos, no se interesaron en bienestar ni en saber quién era realmente.
Es el tipo de historia que te hace desear llamar a la autora y preguntarle: ¿Encontraron a Mamá?
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