En Bartleby y Compañía (Vila Matas, 2000,
pg.118), vemos un compendio de fragmentos escritos por
Marcelo, el oficinista convertido en narrador-escritor potencial a través de las notas
al pie que ideó con el propósito de preceder un libro. Estas notas o fragmentos
se vinculan entre sí, a veces firmemente y otras de manera tenue, por un tema
común: los bartleby o escritores del no. Estos escritores son diversos en
cuanto a nacionalidades, tipos de textos, cantidad de producción
literaria, épocas en las que escribieron, edades y muchas otras
características, creando una suerte de tejido multicolor capaz de eliminar
barreras culturales y temporales. Son los escritores que podrían haber sido, pero que nunca fueron.
Las notas contienen
citas de los escritores del no que se presentan ya sea textualmente o
comentadas por el narrador. Tampoco son parte de un hilo argumental específico,
sino más bien muestran una ruptura o un quiebre que sólo tiene sentido bajo el
tópico de los bartlebys introducido por el personaje de Marcelo. Todo esto
integra un modo fragmentado e intertextual de abordar temas de humor, ironía, posmodernismo
y autocrítica.
En el caso específico
de la nota 52, donde se habla y cita a Julio Ramón Ribeyro, se introduce el
tema de la posibilidad de grandes libros en todas las personas, libros que se
encuentran a un soplo de distancia de concretarse, pero que son tan efímeros,
que se desvanecen antes de que puedan ser escritos o al menos imaginados. Según
la cita de Ribeyro de La tentación del
fracaso: “Guardamos todos un libro, tal vez un gran libro, pero que en el
tumulto de nuestra vida interior rara vez emerge o lo hace tan rápidamente que
no tenemos tiempo de arponearlo” (Ribeyro, 2002). Vila Matas los describe como
“…una serie de libros que forman parte de la Historia del No, aunque no
existan.” (Vila Matas, 2000, pg.118). Es decir, una colección de libros que
caen dentro del espectro del hubiera,
aún cuando dicho espectro no existe más que en el limbo de los deseos
frustrados. A su vez, utiliza las palabras de Ribeyro para dar vida a sus
propias impresiones sobre los bartlebys, reflejando a través de las palabras de
otro escritor sus propias ideas, muy estilo bartleby.
Tanto Vila Matas como
Ribeyro transmiten con sus comentarios cierta soledad en el oficio de escritor,
soledad que es acompañada por los libros de otros escritores, como cuando
Ribeyro menciona que sintió el soplo de ese libro potencial mientras leía a
Cervantes, y que es interrumpido por las intervenciones del mundo real:
“alguien me interrumpió, sonó el teléfono, no sé” (Ribeyro, 2002).
También se hace eco a
la frustración de no poder probar la existencia de un libro grandioso y latente
en el interior de un escritor del No, un escritor que se ha limitado a ir por
la vida con la convicción de que podría haber realizado una obra maestra: “Pero
ese libro, que nadie lo dude, existe, está como suspendido en la historia del
arte del No” (Vila Matas, 2000, pg.118). Esta frustración está íntimamente
relacionada con otra característica de los bartlebys, vivir en negación. Es
decir, Vila Matas niega en la cita anterior la no existencia de un libro que
aún no se ha escrito, y la plantea como una suspensión
podría decirse intemporal, en la cual el libro se encuentra esperando que su
posible autor lo traiga a la vida. Es
una forma muy poética y elegante de describir el fracaso literario o la falta
de producción literaria.
Hasta cierto punto,
se introduce un concepto relativo de escritor
ya que, si todos tenemos un libro en suspensión
y ese libro es grandioso, todos podríamos tacharnos de grandes escritores o
artistas. De ser así, la relatividad de la producción literaria y su relación
con la crítica literaria queda también instituida en ese mundo de los
escritores del No.
Al inicio de la nota
se describe a Julio Ribeyro como un escritor “walseriano en su discreción”
(Vila Matas, 2000, pg.118), haciendo eco al estilo de Robert Walser y sus
relatos cortos, poesía y novelas que tienen un estilo poético propio y muy
aunado en la autobiografía. También se hace referencia a su relación con Vargas
Llosa, escritor muy prolífico con el cual Ribeyro mantuvo una amistad a pesar
de disentir en temas de política.
Bibliografía
-ONTE, R., y OTROS
(2000), "Los mundos particulares de Enrique Vila-Matas y Miguel
Sánchez-Ostiz", En Historia y
crítica de la literatura española (Coord. Francisco Rico), Vol. 9/1, Los
nuevos nombres: 1975-2000 (Coord. Jordi Gracia), Barcelona, Crítica, pp.
378-391.
-POZUELO YVANCOS, J.
M. (2010), Figuraciones del yo en la
narrativa: Javier Marías y E. Vila Matas, Universidad de Valladolid,
Cátedra Miguel Delibes, Ensayos literarios, 6.
-RODRÍGUEZ FISCHER, A.
(2003), "Shandys, Bartlebys y Montanos: Las novelas (peligrosas) de
Enrique Vila-Matas" En Cuadernos
Hispanoamericanos, Vol. 635, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de
Cooperación.
-VILA-MATAS, Enrique
(2000), Bartleby y compañía,
Barcelona, Anagrama. ___________________ (2011), “Un tapiz que se dispara en
múltiples direcciones” en Una vida
absolutamente maravillosa, Barcelona, Debolsillo.
RIBEYRO, JULIO RAMÓN (2002), “La tentación del fracaso”, Barcelona, Seix Barreal.
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